Éste fue descubierto en el año 1827 por R. Brown al observar al microscopio una
suspensión acuosa de granos de polen. Brown observó que las partículas se
movían constantemente siguiendo un patrón en forma de línea quebrada, y que la
velocidad de estas partículas era mayor entre más elevada fuera la temperatura.
Dicho movimiento tiene su origen en la energía cinética de
translación de las partículas dispersas, energía que se debe a la agitación
térmica. Estas partículas (al igual que las moléculas de los gases y que las
moléculas o iones de los solutos en disolución) se mueven de manera recta hasta
que chocan con otras partículas, en cuyo momento cambia la dirección en la que
se desplazan, haciendo que la trayectoria de la partícula que se observa sea
una línea quebrada, los choques entre las moléculas sobre la superficie se
producen de manera desordenada y en todas direcciones.
(En esta imagen se observa la trayectoria de las colisiones
o choques entre las moléculas)
Una teoría completa cuantitativa del movimiento Browniano,
que permitió explicar su naturaleza y sus peculiaridades características, fue
desarrollada en los trabajos de Einstein y Smoluchowski entre 1905 y 1906. Las
investigaciones relativas a este movimiento fueron de gran importancia en el
triunfo de la teoría cinético-molecular, ya que el movimiento Browniano fue el
primer proceso físico en el que la existencia de moléculas se hacía presente de
manera directa y obvia.
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